sábado, 25 de agosto de 2007

Día a día.

No es de mi vivir de lo que te hablo.
Ni siquiera es mi querer el que te mira.
Es mi desear el que desea,
que estar siempre a tu lado quisiera.

Que te miro.
Que te observo.
Que no puedo decir nada.
Que deseo tener alas.

Un día te hablé.
Un día te miré.
Pero hoy sólo te deseo.
Hoy solo, ya no puedo.

Es en mi vivir donde quisiera
que no fuera el desear el que te mire,
sino el amar el que dijera:
vuelo con tus alas, mi poema.

Foto: La Creación. Miguel Ángel

4 comentarios:

Alucard dijo...

Hermosos. La añoranza es uno de esos estados peculiares en los que se mezclan los aromas del café antes de escribirlos y las dolencias de la mano que trata de desprenderse del papel y correr por otra idea de la mente para darle alas al poema.

Alberto dijo...

Día a día, ya lo decía Rambo...
¡Moy bonita!

Cristina Sánchez dijo...

Como diría algún personaje de Wilde, es absolutamente encantador. Por un lado me recuerda al "muero porque no muero" de Sta. Teresa -por eso de vivir al borde de la paradoja-, pero por otro, tu poema tiene un punto de "añoranza" (como dice alucard en su comentario) en lo que la Santa enfocaba a la esperanza. Mencionas un "te hablé", "te miré", incluso "te miro", "deseo"... hay pasados y presentes pero no futuros...
El poema de Sta. Teresa mira al futuro (a una vida eterna junto a Él) y la imagen de la creación de Miguel Ángel es por supuesto el inicio de un camino esperanzado de relación paterno-filial.
En el caso de tu poema hay una mirada hacia atrás y una observación de lo que pasa, pero no una acción por lo que pueda pasar.
En fin esto es sólo una reflexión, muy probablemente es justo eso lo que pretendías, mi aportación es quizá el mensaje de que, pese a que la nostalgia es un motor muy potente para la escritura y la inspiración/creación en general, sin embargo ha de estar acompañada de cierta voluntad de acción y desarrollo de los acontecimientos para dar lugar a muchos más elementos creativos y de crecimiento personal.
Vaya un comentario que estoy poniendo, cómo me enrollo... jejeje. En fin que me encantó, muchas gracias.

Zerepica_n dijo...

Quizá sea miedo, miedo a desilusionarse. Acaso un recuerdo de un sueño frustrado. El único atisvo de esperanza se encuentra en el último verso. Yo no soy más que un espectador de lo cotidiano, no miro al futuro, describo una historia y para eso sólo hace falta un pasado y un presente, te dejaría que me llamaras historiador de lo cotidiano. Aunque quizás algún día lo intente. Si miras la imagen que he puesto -si recuerdas la escena completa-, verás que la mano de la izquierda, no se esfuerza ni esto en tocar, más al contrario, es perezosa. Sin enbargo la divina mano se esfuerza en crear, se estira, está tensa, se esfuerza en Amar. Hoy no quiero ser un héroe, no puedo, sólo añoro, cuento y describo el pasado, con esa mano dolorida que sólo quere soltar de su lado aquella idea soñada, y volver viviendo de nuevo con un no decir, ni sentir, ni querer.
Gracias Alucard, gracias Alberto, gracias Cristina.