jueves, 11 de junio de 2009

Aparte.


Retenido en otro mundo. Encerrado, pasaba las páginas; inmerso, necesitaba saber. Se escapaban los segundos, los minutos. Una estación y otra. Ya no levantaba la vista para ver dónde me encontraba. No importaba, sólo quería seguir en aquel mundo.
Segundos por línea, milésimas por palabra que alimentaban y nutrían mi hambre de aventuras. Me movía, como movía mis dedos que -humedecidos-, pasaban de escena. Movía mis labios con sonrisas cómplices, movía mi tiempo que terco, no quería abandonar su carril. Movía mi vida. Mi vida en el tren donde -leyendo-, dejaba de verte a ti, compañero de viaje.