De pronto -pensando en el olvido-, escuchó un fuerte estruendo, como el rugir de un artefacto. Aún estaban lejos las explosiones. ¿Tendría tiempo de decidir? Parecía temprano, no le dió tiempo ni al encuentro al acostarse. Golpe a golpe se acercaban acechando su lecho los sonidos brutales de la guerra.
Cada minuto estallaban más cerca. Primero cerró los ojos, luego se secó la frente. No sabía qué debía hacer. No comprendía ese estupor del ambiente que respiraba en su espacio. Todo parecía en orden, pero la lucha estaba más cerca. Sólo veía el recuerdo de la noche, el tiempo del olvido. La boca seca, las manos frías.
Foto: The Great Waveat, Kanagawa (1823-1829).
sábado, 12 de abril de 2008
Frío.
Publicado por
Zerepica_n
a las
14:47
Etiquetas: Imágenes, Narraciones.
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3 comentarios:
¡Buenas! en un rato ojearé tu blog, creo que no lo conocía y tiene buena pinta ;)
La canción del mío, "el destino de mi corazón", es de Tontxu, a mí personalmente me gustan muchas de sus canciones.
Un beso
si a mi tambiém me encanta tontxu, ánimo, me gusta como escribes!
El aroma se había llenado de un olor muy particular, uno que aterra a cualquiera, la fragancia era penetrante y se acompañaba de una orquesta fúnebre, no era otra, no podía ser ninguna, más que la sonata y el perfume de la destrucción y la muerte que asolaba por la guerra fuera de la ventana. Muy buen post.
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