sábado, 12 de enero de 2008

En su busca.

Oculta la identidad o no descubierta. Millares de miradas -imposibles estadística inquieta, que anochecen cada día. Pudiera ser que ande oculta o que aún esté encubierta. Quizás teja y desteja en la espera o sólo mire andares u observe apariencias.


Estuvo inquieto. Hoy está en calma y reflexiona la espera tan ansiada. Hoy mira su reflejo en el pasado y comprende. Se nutre en la experiencia e intenta asimilar, quizás sólo unos años. Recuerda aquel tiempo inseguro del destino y logra atisbar esa inocencia dolente del tiempo pasado. Hoy mira su futuro y sin prisa sabe que estará el coleo en otra espera.

El tiempo o el destino. Discurre ausente de un viento nuevo, que sabe el peso que encontrará sin huir tan sólo un nuevo día.

¿Podrá esa dicha aparente estar muerta? ¿Será el olvido? Quizás la suerte arrogante de lo vivido.

Ante el desierto dormido y la cadencia perdida, resurge nueva una puerta en el camino. Pudiera ser temido ese destino, aunque sea en todos los sentidos.

2 comentarios:

Alucard dijo...

Tememos a lo desconocido, nos cobijamos en las palabras que acerca a nosotros el tiempo, tras una falda de ilusiones nos escondemos, pero la espera habrá de terminar con la deuda que todos hemos de pagar.

Cristina dijo...

Quien teme al tiempo teme a la vida, porque éste no es más que un molde de segundos en nuestras manos para hundirnos o hacernos despegar, con mil sorprendentes recursos. Quien teme al "destino", por ende, se teme a sí mismo, porque no confía en encontrarse con una vida a su medida. Sugiero la siguiente frase, que hizo que me guardara ese papel en el bolsillo: "Lo que salva es dar un paso más". Un abrazo.