lunes, 29 de octubre de 2007

Otra tragedia.

«Dos tragedias hay en la vida: una no lograr aquello que ansía el corazón, la otra es lograrlo» (George Bernard Shaw).



Quizá te las envíe porque no quiera que me olvides.
Quizá porque te quiera o porque no quiera que me quieras.
Será para decirte lo que no puedo decirte, o porque no olvides
que me gusta que me digas que hasta en sueños te recuerda
esa sonata que, risueña, dice que quiere que me muera.
Aunque luego ya me olvides, aunque no llores, aunque no quieras.
Aunque me mires disgustada porque ya no es ese día.
Porque estoy preparado para no evitarte que la veas,
porque ahora ya navego y en mi ruta estará ella.
Porque ando preparado para que de nuevo, llegue a mí otra tragedia.

sábado, 27 de octubre de 2007

Como un canto.


Lejanos susurros que campean junto al viento. Millones de luces que piden despertar, que sueñan y ruegan, que cantan y vuelan. Son luces y sueños que asoman y cantan.


De un tiempo a esta parte, podrían decir que fueron sueños locos que venían y se iban entornando el futuro. Que cantaron y jugaron entre la multitud pasajera de los sueños. Que mostraron un reflejo, que cantaron una vida.

Están como un saberse querido que no pasa y que ausente no deja, y que vive como un hilo de blues tarareado en la cabeza entre multitudes tempraneras, dormidas; que corren, se sientan, que miran y duermen por no llegar tarde. No preocupan, no pasan. Sólo están, aunque ausentes.

Recordado a tiempo, resurge lejano y sin miedo y con aire renovado que se acerca sigiloso y sólo te nombra y ahí queda. Te mira y sin huirlo recuerdas cuando lo viste sin soñarlo, sin poder hacer nada. Suplica y no quiere. Son sólo susurros que desde la lejanía te piden que vuelvas. Que no te pares y cantes.



Si se calla el cantor. Mercedes Sosa con Atahualpa Yupanqui





lunes, 15 de octubre de 2007

Dulce Condena.

Mirador de Vallecas.


Hoy sólo quería escribir un recuerdo. Hoy quería haber mirado atrás.
Pero no puedo, únicamente dejo esta canción.



Andrelo, siempre Andrelo...

Una oportunidad más.

No importan los problemas.

Esta sí es una dulce condena.

sábado, 13 de octubre de 2007

Aquel octubre.

Y al tiempo reparé en su mirada,
viva, fija como la luna,
gran pradera,
sueño que a mí me nubla.

Ahí siempre estaba
puntual como el amanecer,
esa mirada hermosa
que pretendí poseer.

Inquieta como las nubes
me preguntaba:
¡vaya si preguntaba!
¿cómo te llamas?

¿Yo...? Tú -me decía-.
...Soy quien te contempla,
quien se admira,
quien te observa...

Supe que no volvería a tenerla,
esa mirada que me seguía,
penetrante, pura y blanca,
aquella me poseía.

Luna, fija e inquieta,
bella, siempre mirada.
Sólo eso, una mirada.


lunes, 1 de octubre de 2007

Péndelred I.

Hace algún tiempo, en mis primeros años de universitario -joe, qué poco me gusta tener que hablar de esta época en pasado-, me aburría un montón en clase. La asignatura se llamaba Derecho Sindical I y me apasionaba. Lo que la hacía absolutamente aburrida era la profesora que impartía esta exquisitez. Hasta un par de años más tarde, no descubrió que lo suyo no era el magisterio. A lo que iba que me enrollo más que una persiana. Resulta que me aburría mucho. La profesora repetía una y otra vez la misma idea educadamente alentada por las niñas de la primera fila que, repitiendo sus mismas palabras inconexas pero en acción interrogativa, cuestionaban si habían apuntado bien el concepto que la pobre profesora había intentado balbucear. Con un poco de sentido común uno había escuchado y traducido para sí y para los compañeros que lo rodeaban, el intento de concepto sindical o lo que se tratase -no sin esfuerzo- y lo había plasmado en ese folio numerado con fecha e iniciales que tenía delante de sí, sobre el pupitre. Bueno, el caso es que mientras la buena mujer repetía o más bien intentaba repetir -no siempre con éxito- lo anteriormente dicho, yo desconectaba y me disponía a dibujar en el largo tablero monigotes, caricaturas y demás bobadas con mi gran amigo Beto, mientras otros como Camacho, leían (y comentaban) la prensa del día.


Así fue como nacieron Péndelred el pirata y otros personajes de cómic, de una sociedad -Rocin Comic´s- que con esperanzas de publicar algún día sigue con sus dimes y diretes reuniéndose de vez en cuando, aunque dibujando cada vez menos. He aquí la portada del futuro-gran-éxito-mundial-traducido-a-mil-idiomas-y-adorado-por-todo-quisqui.



En su día le prometí a Beto concluir mi parte del primer libro, aún le falta color a mucho y tinta a más, pero Beto sabe que algún día lo terminaré. Hoy renuevo mi promesa.