martes, 14 de julio de 2009

I would prefer not to.

Sonreirte en pleno metro de Madrid leyendo la trigésimo primera nota a pie de página de un libro compuesto sólo, exclusivamente por anotaciones a pie de página, podría parecer sorprendente. Pero en realidad es más sorprendente aún que ellas hablen exclusivamente del silencio y de su necesidad cada día más recurrente en un mundo en el que a pie de andén -en la escalera al vestíbulo del metro-, se forman dos colas; la de los que quieren llegar a la salida sin subir un escalón y la de los que quieren subirlos todos aunque ésta los transporte hasta arriba sin exigir a cambio ningún esfuerzo. Del silencio, porque quiero y no porque no sepa, se me haya olvidado o por cualquier otro motivo distinto al silencio por el silencio, sin buscar reivindicaciones con ello, ni privacidad, ni ausencia. Ni siquiera por probar a qué sabe el no. Y todo esto, dicho a gritos anotados en un pie de página que comenta un texto que en su silencio de libro no escrito, no dice nada como manera de decirlo todo. Por conocer la imposibilidad de hacer un arte superior y tan sólo poder reconocer una cierta aristocracia en el alma. Aristocracia inmejorable cuando ésta encuentre su silencio definitivo.
Imagen: Última instantánea tomada a Jerome David Salinger en New Hampshire.

domingo, 5 de julio de 2009

Días azules.

Igual que sé que el hielo es frío, que el agua empapa la tierra que se humedece, e igual que sé que el cielo es gris cuando hay tormenta y azul si brilla el sol, también a veces veo cómo el cielo enrojece o al suelo encharcarse.

Contemplando ese café de verano veo desaparecer un hielo que se disuelve mezclándose como un salmón, pero frío él y me pregunto qué hará más hielo al hielo; si su temperatura, su dureza o la cristalización perfecta que transparenta. Porque si pienso en frío, pienso en el hielo; si pienso empapado, sé que es de agua; y si pienso en gris, se que hay algo que me atormenta y que vendrán tiempos mejores en que brille el sol, que derretirá todo, empapando todo denuevo de un azul intenso y alegre, igual que el agua que se enfría cuando llega el invierno.


El hombre de la Luz, 2007 Bernardi Roig.
Escultura en resina de poliéster y luces fosforescentes, 180x40x38 cm.