¡Cuántas veces lo habrá leído!
Sigue la corriente del río, mira su reflejo.
Es un halago saber que sin ser pez de río, alguien te ofrece una oportunidad así.
Al recordar su primer día se echa a reír. Recuerda su vergüenza, sus miedos. Ahora se ríe. Sólo necesitó algo más de seguridad, un poco de menos prisas, una sonrisa. Llamémosle Tiempo. El Tiempo es muy sabio. Según transcurre te ofrece con sus manos abiertas todo lo que vas necesitando.
Ayer estaba con unos amigos en la montaña. Atravesábamos una cueva dolomítica con rocas carbonatadas y alguien preguntó la diferencia entre abrazar y apoyar. Primero me vino a la mente que abrazar es ofrecer los brazos, estrecharlos; y que apoyar es dar descanso, servir de sustento. Parece una perogrullada, pero a mí me hizo pensar.
Sigue la corriente del río, mira su reflejo.
Es un halago saber que sin ser pez de río, alguien te ofrece una oportunidad así.
Al recordar su primer día se echa a reír. Recuerda su vergüenza, sus miedos. Ahora se ríe. Sólo necesitó algo más de seguridad, un poco de menos prisas, una sonrisa. Llamémosle Tiempo. El Tiempo es muy sabio. Según transcurre te ofrece con sus manos abiertas todo lo que vas necesitando.
Ayer estaba con unos amigos en la montaña. Atravesábamos una cueva dolomítica con rocas carbonatadas y alguien preguntó la diferencia entre abrazar y apoyar. Primero me vino a la mente que abrazar es ofrecer los brazos, estrecharlos; y que apoyar es dar descanso, servir de sustento. Parece una perogrullada, pero a mí me hizo pensar.
En el río no sólo hay agua que fluye, como en la mar no es todo espuma salada que bate contra las rocas. Para saber cuánto más hay en uno y otro, tienes que zambullirte, empaparte y ahondar entre las fluviales corrientes.